Un buen día, allá por el año 74 recibí una llamada de mi buen amigo, ya desaparecido Joaquín Peláez, alto ejecutivo de la cadena S.E.R., la más importante cadena radiofónica de España, invitándome a participar de un proyecto que a primeras vistas me pareció un tanto disparatado, pues se trataba de hacer una radio novela en la que yo debía ser el protagonista. En principio me pareció un proyecto fuera del tiempo, ya que ese tipo de trabajos pertenecían a la prehistoria de la radio. Sin embargo, Joaquín insistió alegando que se trataba de una primera supercoproducción con la Deuche Welle de Alemania que tenía una cobertura mundial. Además la obra había sido ideada por Ricardo Bada a quién yo conocía por referencias como un gran escritor.
Después de varios tires y aflojes acepté y bendita sea la hora, pues tuve oportunidad de conocer y trabajar al lado de José Fernando Dicenta, gran poeta y mejor amigo quién tenía la misión de transformar las ideas de Bada en diálogos radiofónicos. José Fernando no solo escribió los diálogos, mas también interpretó algún personaje y, por sobre todo, enriqueció la radio novela con hermosos poemas adecuados a la trama de la obra. Uno de esos poemas es “El Amor Desolado”. Cuando lo leí comprendí que estaba delante de lo que podría convertirse en una canción espectacular. Le puse música y la estrené en el Florida Park y ya desde la primera interpretación el público me regaló el homenaje de aplaudirla de pie. Desde entonces hasta hoy, “El amor desolado” es la canción más aplaudida en mis espectáculos no importa el país donde la cante. Se han hecho infinidad de versiones, pero quizás la más sentida fue la de Jorge Falcón que en tiempo de tango, pues Jorge hacía una verdadera creación. Digo “hacía” en pasado porque un maldito cáncer nos lo arrebató en plena juventud. |
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