De alguna manera en esta canción que abre el disco Nº4 de esta Antología he querido explicar el por qué escribo las canciones que escribo y por qué las canto contra viento y marea. Es probable que si hubiera utilizado mi facilidad para componer canciones con otro tipo de intención, entiéndase la de ganar dinero sencillamente sumándome a la mediocridad de ciertos letristas actuales me hubiera podido comprar una casa más grande que la que tengo o tal vez tener varios coches y sentirme poderoso no por mis capacidades sino por el dinero que hubiera podido acumular. Por fortuna nunca he sido un coleccionista de dinero ni tengo la pretensión de ser el más rico del cementerio. Yo entiendo que los compositores tenémos la tácita obligación de no empobrecer culturalmente a la gente proyectando mediocridades, al contrario, creo que tenemos la privilegiada posibilidad de colaborar con nuestro trabajo a mejorar aunque sea mínimamente el mundo en que vivimos. Alguna vez escuché a alguien decir que el pan que lleva a su casa el que tiene que vivir de lo que no ama, es un pan amargo. Ojo, no niego que los ‘cantautores’ (vaya palabreja) nos ganemos la vida con nuestro trabajo. Los hay incluso quienes han acumulado grandes riquezas y enhorabuena para ellos, porque lo han conseguido con dignidad. El poeta Pedro Bonifacio Palacios,”Almafuerte’, dice al comenzar su obra “El Misionero”: ”En este bajo, relativo suelo/También para ser santo hay que ser listo./ No basta ir a una cruz para ir a Cristo,/ni basta la bondad para ir al cielo”. Con esto quiero decir que si los que escribimos “textos diferentes”, además lo hacemos utilizando algunos códigos de la “comercialidad sin caer de lleno en ellas no más que en algunos giros melódicos, incluso poéticos, tendremos acceso a la difusión y mejores opciones para llegar a una mayor cantidad de gente”. |
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