Volverás, cuando vuelvas
un veintiséis de mayo,
cuando ya es primavera
y el amor se hace canto.
Despertará la risa
de su largo letargo
y subirá enseguida
a mojarme los labios.
Volverás, cuando vuelvas
y te estaré esperando.
Esperando, mis ojos,
esperando, mis manos...
por mirarte y tocarte
y sentirte a mi lado,
por borrar tantas horas
que tan solo he pasado.
Volverá, cuando vuelvas,
a nacer la mañana
y la última estrella
se quedará en tu cara.
Volverá, cuando vuelvas,
a ser huerto la casa,
donde amando regamos
las cosechas del alma...
Volverá nuestro perro
que sintió tu distancia,
agitando su cola,
a lamerte la cara.
Volverás, cuando vuelvas,
a encender mi tabaco,
a beber nuestro vino
y a dormirte en mis brazos...
y abrirás las ventanas,
que al irte se han cerrado,
e inundará la alcoba
otra vez el verano. |