La soledad es dura, amiga mía,
cuando sentimos que la piel nos quema
y que ese fuego se consume en vano
porque al final ya ni mis cenizan quedan.
La soledad es dura, amiga mía,
cuando vivimos con la puerta abierta
y en vez de entrar por ella la esperanza
entra el otoño con sus hojas muertas.
La soledad es dura, amiga mía,
cuando aprendemos que la noche larga
está poblada de melancolía
que guardaba cuando llega el alba.
La soledad es dura, amiga mía,
cuando las penas rondan el alma,
cuando sabemos que lo dimos todo
y que ese todo no sirvió de nada.
La soledad es dura, amiga mía,
como es de dura la más dura afrenta
como los ojos que no lloran nunca
como la sed que la ambición despierta.
La soledad es dura, amiga mía,
cuando no sirven ya las plegarias
porque se sumen en el gran vacío
que va creando la indolencia diaria.
La soledad es dura, amiga mía,
cuando sentimos que la piel nos quema
y que ese fuego se consume en vano
porque al final ya ni cenizan quedan.
La soledad es dura, amiga mía,
la soledad es dura. |