La tarde estaba gris y se moría
llorando sin cesar su fina lluvia fría
a la tranquila luz del cristal
sentí que te acercabas a mi
y al mirarte a los ojos creí
que el mundo no existía.
La tarde estaba gris y se moría
llorando sin parar la misma lluvia fría
y a la tranquila luz del cristal
sentí subir la noche hacia mi
y al morderte los labios creí
que el tiempo no corría.
La tarde era más gris y el viento huía
llevándose con él la fina lluvia fría
y la tranquila luz del cristal
trataba de robarnos el fin
y esconderlo en la noche
con nuestra intimidad.
Y la tranquila luz del cristal
trataba de robarnos el fin
y esconderlo en la noche
con nuestra intimidad. |