Quiso tener un hijo
para llamarlo Luna
y por querer, lo quiso
más que ninguna.
Que todas las estrellas
de las alturas,
fueran madre con ella,
una por una.
Quiso tener un hijo
para estrenarlo a tiempo,
antes de que la vida
le ponga precio.
Le amarre la fortuna
entre los dedos
o acaso la locura,
la luz o el miedo.
Quiso tener un hijo
y se marchó a buscarlo.
Revisó las galaxias,
astro por astro.
Se llenaron de niebla
sus ojos claros,
en las muchas tinieblas
del desengaño.
Quiso tener un hijo,
pero no tiene nada
más que un paisaje triste
en la mirada
y un mundo de muñecos
sobre la cama
y el alma, como el cuarto,
desordenada.
Es esa pobre vieja
que sentada en la plaza,
ve jugar a los niños
alucinada.
Ella hubiera querido
llamarlo Luna...
y por querer, lo quiso
más que ninguna.
Aunque jamás lo dijo,
la vieja de la plaza
sé, que esperaba un hijo,
yo sé que lo esperaba,
mas se fueron sus sueños
de trasnochada
y como no volvieron
ya no espera más nada. |