GIRA MEXICANA OCTUBRE Y NOVIEMBRE DE 2008
Desde el 25 de octubre al 19 de noviembre, día en que se presentó oficialmente su biografía en el DF, Alberto Cortez llevó a cabo una nueva gira mexicana, para partir el día 20 hacia Colombia.
Durante su permanencia en el país azteca, el cantautor recorrió varias ciudades del interior, destacándose especialmente sus conciertos ofrecidos en el Teatro Blanquita de la ciudad de México, los días 14 y 15 de noviembre, para culminar la gira con las presentaciones en el Teatro Las Torres de Ciudad Satélite y en el imponente Auditorio queretano Josefa Ortiz de Domínguez.
En su edición del 16 de noviembre, el diario Excelsior publicó una nota de Eva Díaz Moreno, titulada “Bohemia a lo grande” en la que pueden leerse conceptos como:
“El cantante argentino demostró que los grandes no necesitan más elementos en el escenario que un instrumento musical y su voz.
El Teatro Blanquita fue testigo de la entrega que el público, en su mayoría adultos, le dio al también compositor, quien incluyó en su repertorio temas que invitaban a la reflexión y a la bohemia.
En el escenario sólo lucía un piano y al frente de él un joven que empezó a tocar. Minutos después apareció Alberto Cortez vestido formalmente de traje café oscuro, camisa beige y corbata mostaza que casi de inmediato se quitó.
‘Perdonen esta confesión pública. Espero que sean indulgentes con mis pecados y, sobre todo, que la penitencia no sea demasiado dura. Les agradezco el cariño. Este evento tienen la pretensión de ser un concierto de cámara, es decir, el instrumento y la voz, al estilo de los grandes como Pavarotti, Plácido Domingo o Serrat. La verdad es que yo apenas empiezo... el concierto’.
Los temas siguieron en cascada. Conforme transcurrían los minutos, llegó el momento del adiós. El cantante se despidió y salió del escenario, pero la mayoría del público no se movió de su lugar, aplaudiendo de pie. El argentino regresó al escenario en tres ocasiones”.
Notimex reflejaba el concierto como “una velada nostálgica en el teatro Blanquita”: “el cantante recordó sus inicios en México y aprovechó la ocasión para agradecerle a la gente de este país tantos años de apoyo: “Es una tierra bendita y un pueblo entregado que a cualquiera hace crecer”, detalló.
El recinto, uno de los teatros populares más importantes del Distrito Federal, albergó en esta ocasión a Cortez. Con “Mi árbol y yo” se formó un coro monumental, gesto que agradeció el artista con un ademán de abrazo”.
Otra postal periodística la constituyó Julio Gutiérrez para El Expreso, anunciando “una esperada sesión de música” antes de que Alberto Cortez se presentara en Hermosillo. “Como siempre, el artista agradecerá a la vida desde el escenario, al interpretar tan sólo una parte de su amplio repertorio. Su intenso estilo interpretativo se acerca al de los representantes de la canción francesa de los años 60, pero conserva rasgos propios de su tierra”. Y tituló una vez transcurrido el recital: “Piano, voz y poesía”: “La emoción de doña Carlota Ochoa por ver una vez más a Alberto Cortez es compartida ahora con su hija Lizet Ochoa Valenzuela. El recuerdo de su esposo fallecido hace dos años llega en cada canción del argentino hasta las butacas.
-Nunca se perdían sus conciertos- dice Lizet. -Ahora me toca a mí acompañarla. Es la primera vez que vengo y me ha gustado mucho-, comenta esperando volver a ver al artista.
Las notas ejecutadas por el joven pianista anuncian “Como el primer día” y todos los éxitos con los que Alberto Cortez ha forjado una carrera artística que lo ha convertido en leyenda y que suma un éxito con su concierto en el teatro del Cobach.
Satisfecho, Cortez celebra el momento con su último tema de la noche afirmando: “Tenemos recuerdos... mi árbol, ustedes y yo”.
En una nota para El Universal el cantautor había respondido a la pregunta “Y usted, ¿ya voló tan alto como las gaviotas?”, con la expresión: “¡Claro! He volado muy alto y además he volado con un montón de gente alrededor”.
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