GIRA ARGENTINA 2009
Alberto Cortez llevó a cabo una nutrida agenda de conciertos en el marco de una extensa gira por su país natal. El recorrido por los escenarios argentinos incluyó las ciudades de Mendoza, Neuquén, La Plata, Mar del Plata, Rosario, Junín, Comodoro Rivadavia y Córdoba, además del teatro Gran Rex de Buenos Aires.
Durante su permanencia en el país, el cantautor ofreció una rueda de prensa y asistió a los más importantes programas de televisión y radio, con notas gráficas en los principales periódicos capitalinos y del interior, que se hicieron eco de su presencia.
El cantante presentó el trabajo discográfico “Alberto Cortez, Íntimo”, consistente en un disco doble con treinta y dos canciones grabadas totalmente en vivo y en directo en diferentes teatros de España y América Latina, como el Teatro de la Ciudad de México, el Teatro Degollado de Guadalajara, el Teatro de la Ciudad de Monterrey, el Teatro E. Gaitán de Bogotá, el Teatro Albéniz de Madrid, el Teatro Gran Rex de Buenos Aires, el Teatro Oriente de Santiago de Chile, el Teatro Bellas Artes de San Juan de Puerto Rico, el Teatro Nacional de Santo Domingo y el Teatro Millon Dólar de Los Ángeles, con la compañía al piano de Ricardo Miralles, Fernando Gómez Badía y Patricio Peña Méndez.
También fue presentada la biografía “Alberto Cortez, La Vida”, escrita por Laura Etcheverry, en el Teatro Metropolitan de la ciudad de Buenos Aires, acto que contó con la presencia de reconocidos artistas y amigos del cantante, como Estela Raval, Daniel Rabinovich, Rafael Amor, Antonio Tarragó Ros, Piero y Quique Wolff, entre otros.
Regresó a España para ofrecer un recital en la Plaza de Toros de Cáceres, dispuesto a iniciar a principios de julio y hasta mediados de agosto una nueva gira por México.
Mencionado por Cadena 3 de Córdoba, emisora que le realizó un reportaje-homenaje a cargo de Rony Vargas, como “un indómito constructor de castillos en el aire”, fue también definido por Ramiro Ortiz en La Voz del Interior como “un hombre entrado en vida”: “Se fue y volvió Cortez al escenario, a cantar cuatro, cinco bises, junto a su joven pianista de 21 años. Recién allí se sacó el saco oscuro. Ropajes negros habían lucido él y el muchachito hasta allí. Un piano negro como único referente. Y detrás, el parqué del piso hundiéndose hasta el cortinado también color azabache. Discreción total en los artistas, porque las palabras, las notas y la voz que las soplaban habían llenado de verdad y poesía el coliseo mayor de la ciudad”.
“Actuar en Argentina es como cantar en casa”, había manifestado Cortez al diario La Razón: “He nacido aquí y respondo a los parámetros de nostalgia de todos los argentinos”, agradeciendo en todos los medios “la enorme generosidad” del pueblo de su país. En una extensa entrevista para el diario La Capital, de Rosario, el artista manifestó entre otros conceptos: “con algunas canciones hemos logrado que el poeta baje a la calle, que camine con la gente”.
“Un Señor de la Canción”, tituló Verónica Vita en el diario La Mañana, de Neuquén: “Hay ocasiones en las que las presentaciones sobran, cuando la admiración, el respeto y el cariño se palpan en el ambiente. Por eso, a Alberto Cortez le bastó con subir al escenario para que el público lo ovacionara y se prestara a escuchar en silencio cada una de las piezas del repertorio de “Íntimo”, el último trabajo discográfico del cantautor que reúne algunas de las joyas de su vasta carrera artística. Cortez ratificó una vez más el lugar único que ocupa en el corazón de sus seguidores, espacio que ni el tiempo ni las distancias podrán diezmar”.
Como síntesis de lo reflejado por los medios argentinos durante la estadía en su tierra, vale citar un párrafo de Silvina Lamazares en el diario Clarín, titulado “Una voz en el tiempo”: “Un clásico. De ésos que parecieran no tener fecha de vencimiento ni coyuntura que mande. Él acompaña el paso del tiempo (o a la inversa, da igual en este caso), con su sobriedad habitual, su aplomo, su capacidad para pisar el escenario sin necesidad de caminarlo. (…) Alberto Cortez se mantiene con su seguridad pública, desde la que es capaz de cantarle a un perro callejero como a la mismísima resistencia. No necesita agitar la bandera discursiva del compromiso. Él se sienta y canta y cuando canta opina y cuando opina no se traiciona”.
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