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CONCIERTOS DE CÁMARA
    A lo largo de mi extensa carrera como cantante y compositor he tenido muchos y muy buenos colaboradores, entiéndase, buenos músicos, buenos técnicos, buenos asistentes, buenos agentes y colaboradores en general. De cada uno de ellos he recibido una enseñanza que ha venido a enriquecer mi actual experiencia de la que hago gala porque la he conseguido a golpe de esfuerzo, como digo con claridad en el texto de mi canción ‘Identidad’: ‘Mis logros son el fruto de un intenso trabajo y un poco de talento, un poco, casi nada’. Los pianistas que me han acompañado han sido y son de primera línea en la escala de los mejores. Desde el legendario Waldo de los Ríos, pasando por Cesar Gentili, Willy Rubio, Eddy Guerín, Mike Rivas, Fernando Otero, Zito Zelante, Ricardo Miralles, hasta mi actual acompañante Fernando Badía. Con cada uno de ellos he crecido artísticamente y a cada uno de ellos le debo buena parte de los muchos aplausos que he recogido a lo largo de los ya casi cuarenta años de escenario.
    Fue con Eddy Guerín y por consejo suyo que comenzamos a ofrecer Conciertos de cámara, es decir, conciertos de voz y piano a la manera de los líricos, aunque guardando las distancias por supuesto. La lírica tiene mega estrellas y los que cantamos canciones de autor no llegamos a esas alturas, lo cual muchas veces es aconsejable para evitar inútiles vértigos. Eddy ganó su experiencia como músico acompañante en la Francia de los grandes trovadores como Aznavour, Juliette Grecó, Becaud, etcétera, y un buen día me dijo: ‘Alberto, lo que tú cantas es poesía y la poesía no se baila. Mi opinión, si quisieras escucharla, es que deberías adoptar la forma de actuar de los existencialistas, cuya musa mayor fue y es Juliette Grecó, es decir, cantar sólo acompañado por un piano ya que para tu música no es necesario nada más’.
    La reflexión de Eddy me convenció y decidimos realizar pruebas. Auspiciados por esa idea, se programaron los primeros conciertos de cámara y el éxito fue total. Desde entonces hasta hoy mismo mis conciertos son así. La conexión público-artista que se produce con esta fórmula es tal, que solamente existe la atención como vehículo hacia la captación de cada frase hasta llegar a la comunión total. Debo aclarar que la decisión de adoptar esta manera de presentarnos no fue una decisión absoluta. Entendimos que deberíamos tomar en cuenta algunas inevitables excepciones cuando la ocasión lo exigiese. Para ello conservamos un grupo reducido de músicos muy bien entrenados que están siempre prestos para esas ocasiones. A veces sucede que somos invitados por alguna orquesta sinfónica para actuar como solistas, como recientemente ha sucedidos con la gran Orquesta Sinfónica de San Juan de Puerto Rico, dirigida por el maestro Guillermo Figueroa, con la que ofrecimos un magno concierto del que existe cumplida reseña en la grabación de un DVD totalmente en directo que muy pronto estará en el mercado discográfico. También en una ocasión, hace ya unos cuantos años, cuando este tipo de conciertos con un cantante popular eran impensables, fuimos invitados por la Orquesta Sinfónica de Houston, donde ofrecimos un concierto en el Teatro Lido de aquella ciudad. Lo mismo sucedió con la Orquesta Juvenil de México dirigida por Fernando Lozano en el Auditorio Nacional del D.F. También vivimos la excepcional experiencia en el Teatro Colón de Buenos Aires donde dirigió la orquesta José Carli.
    Si narro todo esto es para dejar públicamente claro que no imitamos a nadie con esta modalidad de conciertos de cámara, o los conciertos sinfónicos, pues somos pioneros en estos menesteres como en muchos otros aspectos de esta profesión y lo digo no por vanidad, sino porque siento verdadero orgullo de serlo. Sirva también este comentario para advertir a ciertos miembros de la prensa internacional que para evitar investigaciones regalan alegremente la pionería de estas fórmulas a quienes no la merecen. Hay una viejísima canción infantil que dice ‘Al don, al don, al don pirulero, cada cual defiende su juego’.
    Vaya como información adicional que el 13 de septiembre comenzamos una nueva andadura de conciertos de cámara en México. Y luego de un extenso recorrido por todo el país nos espera la Orquesta Sinfónica de Santo Domingo, República Dominicana, donde en el Teatro Nacional ofreceremos dos únicos conciertos el 30 de septiembre y el 1 de octubre. De República Dominicana tenemos programado viajar a Santiago de Chile y de allí a Buenos Aires, donde el 14 de octubre actuaremos en el legendario Luna Park de la capital argentina. Lo haremos también en La Plata, Rosario y otras ciudades del país para regresar a España a finales de ese mes.


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